Como todo jugón nacido en los 80 que se precie, viví la época de los 32 bits y el salto al juego poligonal con gran entusiasmo. Hablamos de unos años que vieron nacer y establecerse un montón de franquicias clásicas entre las que destacaba un juegazo de terror, pero de terror de verdad, con la que los niños de la época nos cagábamos en los pantalones. Un título de zombies que recordaba a la película de La Noche de los Muertos Vivientes de George A. Romero. Una franquicia que vino para quedarse, que en mi caso descubrí en 1998 y hoy, 26 años después, retomo por enésima vez, en esta ocasión para dar buena cuenta del último título lanzado, el remake de Resident Evil 4.