DRAGON BALL FIGHTERZ

    No es nada fácil para mi arremeter una reseña como esta, hablamos de uno de los juegos a los que más horas le he metido en los últimos 6 años, que se dice pronto, que me fascina y me llena como aficionado a los juegos de lucha y como fanático de Dragon Ball, que me parece muy top pero a su vez le veo las costuras, teniendo un debate interno entre cuánto me llena y emociona y cuán bueno pienso que es (que lo es, de eso no hay duda).

    Si tuviera que elegir una obra artística de cualquier ámbito por encima del resto, creo que la obra de mi vida es Dragon Ball, así que imaginad cuando por fin, en enero de 2018, se lanza un auténtico juegarral de lucha que no precisa del fenómeno fan para ser disfrutado como lo que es, un auténtico título a tener en cuenta en el género independientemente de la licencia que posee. Señoras y señores, con todos ustedes, Dragon Ball FighterZ.

HISTORIA

    El juego nos plantea una historia de chichinabo que no tiene ningún interés y que más allá de la gracia de ir gestionando nuestro equipo como si de un juego de rol light se tratara, no aporta absolutamente nada a la experiencia, resultando en algo muy mediocre.

    El modo historia palidece frente a otras opciones del género y claro, quieras que no, en cuanto al producto en sí, queda lejos de los estándares actuales en este tipo de modos.

APARTADO TÉCNICO/ARTÍSTICO

    El apartado visual del juego es lo primero que llama la atención y no es para menos, hablamos del acabado más fiel al anime hasta la fecha, que raya en todo momento a un nivel sublime. Por cierto, cabe destacar que todos y cada uno de los movimientos y ataques de cada personaje está sacado de alguna secuencia del anime o un frame del manga, la fidelidad es enfermiza.

    Uno de los apartados que más me fascina de los juegos de lucha son los escenarios y aquí se mezcla el buen hacer de Arc System Works con la nostalgia que me despiertan todos ellos. Hay infinidad de elementos que reaccionan a nosotros, tanto al desviar proyectiles como al realizar ataques destructivos. Entre los más de diez escenarios disponibles me quedo con el Torneo de Artes Marciales, el Planeta Namek y el Planeta Kaishin.

    En el apartado sonoro, aunque la BSO es una pasada, faltan de inicio las melodías clásicas de la serie, aunque han sido agregadas a lo largo de los años a base de DLC, pero es algo que hay que tener en cuenta.

APARTADO JUGABLE

    Estamos ante un juego de lucha 2D de corte clásico, cortesía de los maestros de Arc System Works (Guilty Gear y BlazBlue).

    

    El sistema de control es uno basado en 3 botones de golpes (flojo y rápido, mediano y fuerte y lento), que al golpearlos sucesivamente activan los autocombos, la posibilidad de realizar golpes especiales, tanto con el autocombo mediano (Level 1) como imputs (combinación con botón flojo no gasta energía, y con los gatillos se ejecutan los Level 3). Para todo ello tenemos que ir gestionando las barras de energía que vamos acumulando, ya que muchas de las acciones que realizamos van gastando barras.

    El juego nos propone luchas de equipos de 3 Vs 3, en que podemos ir intercambiando a placer nuestros luchadores para que regeneren un poco de vida e ir jugando así con la estrategia. El primer equipo que elimine a los 3 contendientes rivales gana.

    El ritmo de los combates es muy ágil y resulta en un espectáculo visual digno de ser visto.

    En cuanto a modos de juego el título va muy bien servido, contando con un Modo Historia, Modo Arcade, Combates en local y online y Entrenamiento.

    El roster de personajes base es de 24 luchadores, con un set de movimientos bien diferenciado entre sí, en que podemos encontrar muñecos de todo tipo entre los que podremos manejar un equipo que se adapte a nuestro estilo sea cual sea. Como ya es habitual en el género, a lo largo de los años se han ido lanzando las actualizaciones propias de cada temporada acompañadas de nuevos personajes en forma de DLC, 20 en concreto, para elevar el número final de luchadores del título a 44, nada mal.

OPINIÓN

    Hablamos del mejor juego de Dragon Ball de la historia, con un apartado artístico sublime, que transmite todos los feelings de la serie de animación, plagado de detalles, momentos y homenajes que te ponen los pelos de punta. En cuanto a la jugabilidad, hablamos de un título de lucha sólido como una roca, con unas bases firmes que proporciona una experiencia súper satisfactoria. El pero viene de la mano de la historia, que parece un mero tutorial para que te familiarices con el juego y nada más. Si eres fan de Dragon Ball y/o aficionado a los juegos de lucha, es un título imprescindible.