8ª entrega de esta sección en la que traigo de una tacada varios títulos clásicos y en esta ocasión se trata de un especial RPG japonés, más concretamente de la saga más popular a mediados/finales de los 90 aquí en España, la IP que popularizó el género por estos lares, el grandísimo Final Fantasy.
Ya trajimos al blog Final Fantasy VII y Final Fantasy IX, por lo que para cerrar el círculo traemos hoy los otros 2 títulos que publicó en España Squaresoft antes de fusionarse con Enix, hablamos de Final Fantasy VIII y Final Fantasy X, de PSX y PS2 respectivamente. Vamos allá!
Situémonos en el año 1999, Nintendo 64 estaba petándolo con The Legend Of Zelda: Ocarina Of Time, se había publicado en España ese mismo año el grandísimo Metal Gear Solid, aterrizaba por estos lares Dreamcast con titulazos como Sonic Adventure, Power Stone o SoulCalibur y de cara al último trimestre del año Squaresoft aterrizaba con su franquicia más emblemática, con las expectativas por las nubes y una campaña publicitaria sin parangón.
Técnicamente hablamos de un juego que da un salto adelante enorme, con unos graficazos que parece mentira que se trate del mismo motor y la misma máquina que su predecesor. En lo artístico también da un cambio bastante potente, mostrando en todo momento un estilo más parecido al visto durante los combates de FFVII que durante el resto de gameplay y secuencias, dotando al título de un estilo más maduro que da sensación de estar frente a algo más serio.
En el apartado jugable volvemos a estar frente a un JRPG de combate por turnos, pero como era habitual en la saga Final Fantasy, a cada nueva entrega hay vuelta de tuerca al concepto y este presenta nuevas mecánicas, con cosas como el autolevel que hace que subir demasiado de nivel sea contraproducente (sobre todo de cara a la recta final de la aventura), el sistema de enlace de magias que hace que te pases los combates durmiendo recolectándolas para potenciar las estadísticas de los muñecos (y con muchísimo miedo de usarlas para malgastarlas) y un diseño en las invocaciones que están muy por encima de las de la entrega anterior.
La historia no deja de ser, nuevamente, un culebrón de emos deprimidos, pero no por ello deja de ser interesante. Además, como es común en el género, empezamos afrontándola a pequeña escala y conforme avanza va ganando en magnitud y epicidad.
Resumiendo, hablamos de un titulazo de la primera PlayStation, que pese a la presión que tenía encima viniendo de dónde venía supo mejorar muchos aspectos de su predecesor (y experimentar y empeorar otros, todo sea dicho). Dejo enlace de mi partida a Final Fantasy VIII pinchando aquí.
Empecemos contextualizándonos. La batalla Dreamcast Vs PlayStation 2 había finalizado de forma estrepitosa, cesándose la producción de la 128 bits de Sega en una suerte de canto del cisne en el que nos vimos abrumados por una cantidad de títulos de calidad enormes, lanzando sus últimos bombazos durante los 2 primeros meses de 2002. En Marzo salía la primera consola de Microsoft, Xbox, de la mano de titulazos de la talla de Halo o Dead Or Alive 3. En Mayo salía GameCube con títulos de la talla de Star Wars: Rogue Leader y ese mismo año PlayStation 2 ponía en el mapa títulos como Ico, Metal Gear Solid 2 o el genial Final Fantasy X, título que nos ocupa en esta entrada.
Arrancamos la aventura encarnando a Tidus, una joven estrella de blitzball, el deporte de moda en Zanarkand, que ve como su ciudad es arrasada por Sinh mientras él es engullido y transportado a otro lugar en otra época, tras lo cual deberemos averiguar cómo volver a nuestra tierra y nuestro tiempo.
Final Fantasy X aprovechaba la potencia del salto a PlayStation 2 para ponernos ante un título con un acabado técnico que, si bien es cierto que se diferenciaba mucho entre los renderizados en tiempo real y las escenas cinemáticas (no como Metal Gear Solid 2 que usaba en todo momento el motor del juego), mostraba músculo y poseía un apartado artístico, tanto en cuanto a diseño como en cuanto a melodías, que redondeaban un producto la mar de atractivo.
Si la historia es tremenda y apartado técnico y artístico también, la jugabilidad no se queda atrás. El sistema de combate por turnos está tan bien medido que no me tiembla el pulso en absoluto al afirmar que estamos ante el mejor sistema de combates de la saga en su etapa clásica. Además cuenta con un sistema de progresión de personajes bastante profundo que nos permite personalizarlos mucho y hacer que se desarrollen a nuestro gusto. Por ponerle un pero hay que destacar que el juego es muy lineal, sobretodo en cuanto a diseño de mapa se refiere, ya que el mundo es, casi literalmente, un pasillo, muy largo y muy bonito, pero un pasillo al fin y al cabo.
Sin duda, hasta la fecha es mi Final Fantasy favorito, un juego con un ritmo muy bueno, una historia super profunda en la que se tocan temas muy interesantes, con un toque enfocado en la política, el poder y la religión, con temas trascendentales como el existencialismo, que hacen que te quedes dándole vueltas a la cabeza tras apagar la consola entre sesión y sesión. Sin duda, un juego que te golpea fuerte en la patata. Dejo enlace de mi partida a Final Fantasy X pichando aquí.
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