
Hoy os traigo a Colonia9 un juego muy especial para mi, el juego con el que prácticamente cerramos nuestra juegoteca de Dreamcast a principios de 2002, un título que estuvimos esperando como agua de mayo y al final pudimos hacernos con él a un precio muuuuuuuuy asequible solo un par de meses después de su salida al mercado.
El caso es que tengo una anécdota brutal con este juego que se elevó casi a categoría de leyenda en mi barrio, procedo a contárosla: Mi hermano se lo compró un viernes a la salida del instituto, y yo decidí quedar con un amigo para echarnos una partidita ese mismo viernes a las cinco y media de la tarde, para probarlo. Ya habíamos estado haciéndonos el Headhunter los últimos dos meses en sesiones de una hora o así, y ahora teníamos por fin el esperadísimo Shenmue. Total, que la partidita de "para probarlo" se alargó hasta las once y pico de la noche, él se recogió a su casa y yo seguí jugando un rato más, y así me dieron las tantas de la madrugada, paré a calentarme una pizza y seguí con mi periplo, hasta que amaneció, llegó la hora de comer, me detuve para la ocasión y seguí con mi viaje en busca de Lan-Di... hasta el domingo al medio día, sin dormir, parando solo para comer. Sé que no es sano, ni para uno ni para una máquina con la estructura interna de la Dreamcast, que ese tipo de sesiones le produce calentones que a la postre genera daños irreparables, pero oye, no pude parar, me sentí hipnotizado por el juego de marras. Pues bien, doce años después me he vuelto a enfrentar de nuevo al juego, esta vez con más calma, deteniéndome en cada detalle, sin prisas, en un viaje que me ha llevado algo más de un mes, e aquí el resultado.