Especial: 10 Años De GameCube

    No pienso hacer un especial explicándoos como se gestó la consola, como fue presentándose escalonadamente en diferentes ferias (como E3 y Space World por poner ejemplos), como fue rebautizada un par de veces, los pequeñísimos cambios desde su primer prototipo hasta su diseño definitivo... no, os voy a relatar mi experiencia con ella, que, como muchos sabéis, salió en mayo de 2002.

    Yo tuve que esperarme un poquitín, justo en aquella época era un jovencito imberbe, que justo estaba terminando la ESO y a mis 16 añitos recién cumplidos veía como terminaba de desembarcar la nueva generación con las recién llegadas Xbox y GameCube.

    En aquellos momentos yo era un feliz poseedor de una Nintendo 64 y una Dreamcast, amén de mi queridísima MegaDrive, a la que de vez en cuando le metía caña, pero era un ansioso de las novedades (en ese sentido me he templado mucho con el tiempo) y quería TODAS las consolas, pero todas todas, no tenía problemas, todas me gustaban. Ya por aquél entonces usaba mucho la frasecita que tanto me gusta usar hoy en día: "no hay consola mala, hay quien elige malos juegos". 

    A pesar de que no había máquina que no me gustara si que tenía mis favoritas, y estaba dubitativo entre la Xbox y la GameCube. 

    Por un lado, Xbox me sonaba a la sucesora espiritual de Dreamcast. Recordad que Microsoft trabajó codo con codo con Sega en la confección de su última máquina de sobremesa, aportando también algunos títulos hasta el momento exclusivos de PC. Por todo ello a mi me daba la impresión de que Xbox cogería el testigo de Sega, además ya habían anunciado conversiones de muchos títulos, entre ellos Shenmue II, amén de los nuevos Jet Set Radio Future, Crazy Taxi 3 y Panzer Dragoon Orta.

    Por otro lado teníamos a GameCube, la sucesora de Nintendo 64. Cuando te compras una consola con 13 años y te llevas toda la adolescencia viciándote a ella, cuando has descubierto lo que es un entorno poligonal abierto, con un sistema de control intuitivo como era Super Mario 64, cuando has vivido el cuento más épico que recuerdas a tus 16 añitos de edad como era Zelda: Ocarina Of Time, cuando descubriste el género de los shooters de la mano de Goldeneye, cuando los plataformas de calidad abundaban en tu juegoteca gracias a Donkey Kong, los Banjo, Goemon y Yoshi (además del mencionado Mario)... Quería repetir experiencia.

    Y entonces sucedió el hecho que empezó a inclinar la balanza.

    Resident Evil Code: Veronica se había convertido en uno de mis juegos preferidos de Dreamcast. Jamás había jugado a nada igual. En parte porque no tuve el Resident Evil 2 de Nintendo 64, ni una PlayStation donde probar de primera mano los survival horror. Tan solo recuerdo una viciada un fin de semana en casa de un amigo cuando alquiló la segunda entrega de la famosa serie de Capcom. Fue entonces cuando vi las primeras imágenes del genial Remake que se estaba gestando en exclusiva para GameCube, y me prometí que tarde o temprano me haría con él, no sabía si finalmente me iba a comprar la sobremesa de Nintendo o la de Microsoft, pero en caso de que fuera la segunda, algún día saldaría esa cuenta pendiente, ese Resident Evil tenía que ser mío.

    Trasladémonos unos meses más tarde, aquel jovencito que era yo estrenó su primer currillo de verano, en un McDonalds un restaurante de comida rápida. Así que a principios de Septiembre, con mi primer sueldo, me fui con mi madre y mis hermanos al Pryca (si, por entonces era Pryca, creo recordar), dudando aún, pero casi casi decidido a pillarme una Xbox, pues había visto un pack muy interesante anunciado en la fanboyera fantástica Hobby ConTrolas Consolas (joder con el teclado, no doy una) muy completito, con juego, dos mandos y, por supuesto, disco duro, lo que hacía que pudiera olvidarme de las tarjetas de memoria para siempre. 

    Y como no podía ser de otra forma, salí de allí con mi pack de GameCube azul, Super Mario Sunshine y tarjeta de memoria de 51 bloques XD. En cuanto la vi no pude resistirme, no sé, es como cuando te da una corazonada, sabes que esa máquina es la que has de llevarte a casa.

Pocas veces veréis un anuncio tan... pocas veces.

    De la primera toma de contacto solo deciros que la impresión al ver el agua en el Super Mario Sunshine fue de infarto, de hecho recuerdo comentárselo a Nmlss en su momento y decirme "en el Mario? el agua?", la verdad que fue algo que no me esperaba, nadie se lo esperaba, pero Nintendo lo había hecho. Sobra decir que estuve viciadísimo al juego, que jugaba día y noche sin parar durante semanas. Fue mágico.

    Y hasta aquí el relato de como llegué hasta mi queridísima GameCube. Y vosotros, cómo llegasteis hasta ella?

Artículo por JoseJa para

Colonia 9

Club De Los Jugones Muertos